miércoles, 27 de mayo de 2009

Y en Pela... ¡viva San Antón!


La Encamisá

Una fiesta, un pueblo, una sensación...

La encamisá, o carrera de San Antón que es el nombre con el que mas se la conoce, es una fiesta de interés turístico regional celebrada en el pueblo extremeño Navalvillar de Pela, en la provincia de Badajoz.

La fiesta se celebra el día 16 de enero. Todos los "peleños" y sus correspondientes caballos se visten de gala para comenzar la carrera. La vestimenta típica consiste, para el jinete de un pañuelo de seda, una camisa blanca, pantalón de paño o pana negro o vaquero, un gorro y botas de montar; como complemento se pueden añadir los zahones de montar y la faja roja. Para el caballo se debe disponer de cabezón, pecho petral y campanillas,montura,manta de madroños y encintado de cola.

La carrera

Ese día, a las 8 de la noche, con repiques de campanas y estruendos de cohetes, comienza la pasión de todos los sanantoneros: comienza La Encamisá.
Juntos, peleños y forasteros, dan vivas al santo patrón: San Antón Abad, guardián de la fiesta, en ese momento los corazones de todos los participantes se llenan de emoción y con el pregón la piel de gallina y alguna que otra lágrima de emoción salen a la luz.
Durante tres horas aproximadamente, los jinetes recorren el trayecto marcado por las hogueras montados en sus caballos, también algún valiente andando y la banda participan.Mientras, en el recorrido el vino y los buñuelos se reparten de manera gratuita. El tambor y la bandera dan tres vueltas y con la ultima indican que se acaba la carrera. Los jinetes continúan el recorrido hasta la plaza del Ayuntamiento donde se les reparte un buñuelo, para el caballo, y un puro para el jinete.

Origen

La Encamisá conmemora la victoria de los peleños sobre un ejército árabe cuando estos, en sus conquistas por la península, intentaron invadir el pueblo.
En aquel momento, el pueblo movilizado ante la amenaza, utilizó la oscuridad de la noche para contrarrestar la superioridad numérica del ejército moro.
La intención era hacer creer al ejercito enemigo que el pueblo contaba con una fuerte defensa. Para ello, encendieron numerosas y grandes hogueras, a caballo galoparon veloces portando hachas encendidas con estruendo de tambores, cencerros y campanillas dando vueltas por las estrechas calles del pueblo formando un gran escándalo, todo ello para impresionar a las fuerzas invasoras.
Los jinetes debían intimidar, para ello, se ataviaron con gorros puntiagudos que a gigantes asemejan y para tener más ligereza se vistieron con amplias camisas blancas.
El ejército moro, al ver tal algarabía, huyeron despavoridos creyendo que se trataba de un ejército numeroso y fantasmal.




Os dejo aquí el pregón de este año, para que os deis cuenta de como a través de las palabras se puede expresar el sentimiento peleño y de como éstas no se agotan ni los sentimientos disminuyen con el pregón de cada año.


Y por ultimo el grito de guerra de las fiestas...


¡Qué viva San Antón bendito!
¡Que viva San Fulgencio!
¡Qué viva San Antonino!
¡Qué viva el chiquirrinino!
y quien no diga VIVA...


¡que se le seque la barriga!

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